domingo, 23 de enero de 2011

LA EVOLUCIÓN, PROCESO QUE EXPLICA LA DIVERSIDAD DE LOS SERES VIVOS

Aristóteles desarrolló su Scala Naturae, o Escala de la Naturaleza, para explicar su concepto del avance de las cosas vivientes desde lo inanimado a las plantas, luego a los animales y finalmente pone al hombre en la "cumbre de la creación".
En la Edad Media se aceptaba la tradición judeocristiana, es decir lo que decía el Génesis del Antiguo Testamento, con su especial creación del mundo construido literalmente en seis días.

Teorías Fijistas
Estas teorías, sostenidas hasta el siglo XVIII, pretendían darle forma científica a la explicación bíblica sobre la creación (también se les llamó creacionistas). Afirmaban que no hay procesos de cambio, que las características de los seres vivos habían permanecido invariables y que el número de especies en la Tierra siempre había sido igual, desde que éstas fueron creadas.
El arzobispo irlandés James Ussher, a mediados del siglo XVII, calculó en 5,000 años la edad de la Tierra basado en la genealogía del Génesis. De acuerdo a sus cálculos, la Tierra se formó el 22 de octubre del 4004 a.C. Los geólogos modernos calculan que la edad de la Tierra es de aproximadamente 4,500 millones de años.

Teoría del catastrofismo.
Cuvier
Según George de Cuvier (1769-1832), los seres vivos fueron creados por Dios, pero algunos desaparecieron como consecuencia de diferentes cataclismos (el más reciente, el diluvio universal), acaecidos en épocas remotas que acabaron con la fauna y flora existentes. Las que sobrevivían permanecían invariables y tras cada catástrofe se producía una nueva creación divina. Llegó a contabilizar 27 creaciones, apoyándose en la reconstrucción de huesos fósiles. De esta manera explicaba la existencia de organismos extintos que se conocían sólo por sus restos fósiles.

Teorías transformistas
Las ideas transformistas o evolucionistas establecen que las especies derivan unas de otras por una transformación a través del tiempo, que las especies no han aparecido de la noche a la mañana y que deben tener antecesores.
George de Buffon (1707-1788) propuso que las especies (pero solo las no creadas por acción divina) pueden cambiar. Esto fue una gran contribución al primitivo concepto de que todas las especies se originaban de un creador perfecto y por tanto no podían cambiar debido a su origen.
En 1795, James Hutton, expuso la teoría del uniformismo, que planteaba que ciertos procesos geológicos operaron en el pasado de la misma forma que lo hace hoy en día. Por lo tanto muchas estructuras geológicas no se explicaban con una Tierra de solo 5,000 años.
Durante el siglo XIX El británico Charles Lyell refinó las ideas de Hutton, y concluyó que el efecto lento, constante y acumulativo de las fuerzas naturales había producido un cambio continuo en la Tierra, su libro “Los Principios de la Geología” tuvo un profundo efecto en Charles Darwin y Alfred Wallace. Tanto Hutton como Lyell ofrecieron la explicación del tiempo para la evolución.

Teoría de la herencia de caracteres adquiridos.
Lamarck
El naturalista francés Jean Baptiste Lamarck (1744-1829), examinando fósiles, estimó que por milenios algunas especies permanecieron sin cambios y otras se transformaron estableciendo que los organismos más complejos evolucionaron de organismos más simples preexistentes. Concluyó que las especies cambian a través del tiempo al adaptarse a nuevos ambientes y que los padres pasan sus rasgos a sus hijos.
En 1809, Lamarck fue el primero en presentar una teoría que explicaba que las especies provenían de otras mediante cambios sucesivos, la teoría de la herencia de lo caracteres adquiridos, que consta de dos principios: la ley del uso y el desuso y la teoría de los caracteres adquiridos.
La ley del uso y el desuso plantea que los organismos se ven obligados a utilizar determinados órganos con mayor o menor intensidad; por su uso o desuso los órganos tienden a formarse, desarrollarse o atrofiarse. En la teoría de los caracteres adquiridos el ambiente y las circunstancias influyen en la forma y estructura de los seres vivos. Estas modificaciones llevan al animal a la adquisición de nuevos hábitos, y en consecuencia forman de nuevas estructuras o modifican algunas partes del cuerpo (el principio de la función crea al órgano). Como ejemplo planteó que el cuello de los ancestros de las jirafas era mucho más corto que el de las jirafas actuales. Al tratar de alcanzar las hojas de los árboles, las jirafas estiraban sus cuellos, y por ello se hicieron un poco más largos. La teoría establece que los caracteres adquiridos durante la vida de un individuo se heredan, es decir, se transmiten a la progenie. El rasgo “cuello largo” que las jirafas adquirían pasaba a sus descendientes y así los hijos tendrían el cuello mucho más largo que los progenitores.

Lamarck falló en su creencia de que los padres podían pasar sus características adquiridas a sus descendientes. En la actualidad esta idea ha sido superada, pues el ámbito de la genética no se conoció bien hasta después de su muerte. En la actualidad ningún científico acepta las teorías de Lamarck, ya que se sabe que los caracteres adquiridos no son heredables. Tampoco se admite que exista una "dirección predeterminada" en la evolución.

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